domingo, 14 de marzo de 2010

Descubriendo el Castellar: Los trabajos de Sonia Gutiérrez Lloret


Por último, el estudio regional sobre el poblamiento de la Cora de Tudmir de S. Gutiérrez Lloret (1996) establece algunas de las bases del trabajo de investigación que ahora este equipo científico se propone realizar al integrar el asentamiento dentro de un contexto histórico determinado, fundamental para conocer su origen y evolución.

Desde su perspectiva, el Castellar se define como un poblado fortificado, un tipo de asentamiento muy determinado que aparece en los umbrales del siglo X, en relación con la mayor islamización social y la desestructuración de las redes de asentamientos en altura con posterioridad a la fitna.

Se trataría de un nuevo tipo de hábitat fortificado que puede construirse ex novo o, por el contrario, aprovechar el solar de antiguos refugios enriscados. Más que de refugios en altura para eventuales situaciones de peligro, el Castellar sería un verdadero poblado amurallado que aprovecha la superficie amesetada del cerro se para edificar el área doméstica. Su carácter fortificado está fuera de toda duda, en razón de su potente muralla perimetral, a lo que se añade la elección de un cerro elevado con puntos fácilmente defendibles dada su abrupta orografía y que presentan elementos fortificados en las zonas aparentemente más débiles.

Descubriendo el Castellar: Las investigaciones de Rafael Azuar Ruiz


Avanzando en el tiempo, también el arqueólogo medievalista Rafael Azuar Ruiz ha tratado algunos aspectos del yacimiento en sus trabajos. En concreto, en una síntesis sobre las fortificaciones del Vinalopó entre los siglos VIII al XI, revisa las hipótesis previas sobre el origen de los asentamientos fortificados en el Sharq al-Andalus, trazando un estado de la cuestión de la información arqueológica disponible hasta ese momento.

Incluye al Castellar entre los “primeros Husun” señalando que se trata de un asentamiento de gran importancia aunque de difícil interpretación, ya que sus estructuras se encuentran destruidas y nunca han sido objeto de una excavación sistemática.

Descubriendo el Castellar: Los trabajos de Paul Reynolds


Con posteridad a este trabajo, Paul Reynolds (1993) presentó algunos materiales relacionados con el Castellar de la Morera en su estudio regional Settlement and pottery in the Vinalopo Valley (Alicante, Spain), 400-700 AD[1].

Este autor lo incluye dentro de los asentamientos en altura del siglo V que perduran en el siglo VI aunque matiza que en el caso ilicitano no existen datos para llevar su fecha al siglo V, si bien señala haber recogido cerámicas de época alto-imperial. Las cerámicas de los grupos 7 y 9, donde cita fragmentos localizados en el yacimiento, son fechadas por este autor en el siglo VII, con una perduración hasta el VIII, al tiempo que indica que el yacimiento “… se compara marcadamente con los poblamientos islámicos que describe P. Guichard que tienen una cronología más amplia, alcanzando el siglo X y quizás el siglo XI, contemporáneo con Els Castellarets de Petrer…”.


[1] También se puede consultar REYNOLDS, P., 1985,: “Cerámica tardorromana modelada a mano de carácter local, regional y de importación en la provincia de Alicante”, Lucentum IV, (Universidad de Alicante), pp. 245-265.

viernes, 12 de marzo de 2010

Descubriendo el Castellar: Los trabajos del Grupo Ilicitano de Estudios Arqueológicos (GIEA)


El siguiente trabajo centrado en el yacimiento fue un estudio colectivo del Grupo Ilicitano de Estudios Arqueológicos publicado en los años 80 en la Revista del Instituto de Estudios Alicantinos –actual Instituto Juan Gil-Albert. Se trata del primer intento serio de establecer una evolución histórica de los diferentes restos constructivos existentes en el Castellar. Para ello el grupo realizó un exhaustivo trabajo de documentación de campo destinado a “facilitar al estudioso de la arqueología, y en especial de la medieval, una amplia pista de despegue que le permita sobrevolar los muchos obstáculos y sentar las bases generales del yacimiento…” (G.I.E.A., 1982, 68). Dicho estudio contiene la primera planimetría básica del yacimiento, en la que se identifican diferentes áreas de ocupación que abarcan desde la Prehistoria a la Edad Media. De esta manera, documentan la existencia de materiales prehistóricos –restos líticos, algún diente de hoz y un hacha y una tumba con ofrendas- localizados en la ladera Sur del yacimiento y que, en su entender, debían corresponder a un campo de cultivo del cercano yacimiento prehistórico del Puntal del Búho. También localizaron materiales de época tardorromana -- ánforas, fragmentos de terra sigillata africana y cerámicas con pellas de barro correspondientes a la forma Gutiérrez M10.1—que, a pesar de su escasez, sugieren la existencia de un asentamiento tardorromano de altura en el cerro o al menos una ocupación puntual. No obstante, los materiales más abundantes eran indudablemente los correspondientes a la época islámica, que aparecían dispersos por toda la superficie del yacimiento, siendo más abundantes en la ladera Sur, donde aparecieron varios fragmentos de tinajas con cordón plástico en relieve, marmitas, un fragmento de olla escotada, restos de tapaderas planas, incluso un candil de piquera del tipo 6.2. del Ribat Califal de Guardamar del Segura, fechado entre la segunda mitad del siglo X y el primer cuarto del siglo XI, a más de dos espátulas de bronce.

Descubriendo el Castellar: Los trabajos de Alejandro Ramos Folqués


El investigador ilicitano Alejandro Ramos Folqués publicó en el Anuario de Estudios Arqueológicos del año 1953, un artículo titulado Mapa arqueológico del término municipal de Elche donde señala que la meseta del Castellar de la Morera “… estuvo defendida por fuerte muralla de más de un metro de ancha, formada por grandes piedras, algunas de ellas tal vez de una tonelada, sin argamasa en su base y con piedras de menor tamaño unidas con mortero en la parte superior” y menciona, recogiendo el espíritu de las observaciones de Ibarra, que en “…la parte más elevada de la sierra, al NE, hay una construcción romana o árabe restaurada en la Edad Media, en la que se distingue una especie de patio de armas rodeado de habitaciones pequeñas”.
Por fin, indica que “… abunda la cerámica neolítica con ornamentación varia, hachas y percutores de ofita, puntas de flecha de sílex, dientes de hoz o sierra y piedras de arenisca cuarzosa utilizadas como amoladeras…”, así como “… se encontraron dos esqueletos, uno de ellos con varios brazaletes y sortijas de bronce; junto a ellos había armas de piedra y trozos de cerámica de barro negro micáceo…” Años más tarde, su hijo Rafael Ramos Fernández vuelve a recuperar esta descripción en su obra La ciudad romana de Illici. Estudio arqueológico, publicada en el año 1975.

martes, 9 de marzo de 2010

El registro cerámico de la Donación Aniorte


Como ya hemos indicado en otro de los post de este blog, la donación de Jose Antonio Aniorte, que actualmente se encuentra en fase de catalogación y estudio, se compone de un número superior a los 300 fragmentos cerámicos, entre los que destacan la presencia de varias piezas enteras con un excelente grado de conservación. El donante se encargó de realizar una ordenación inicial del material y una reconstrucción parcial de las piezas fragmentadas, obteniendo algunos perfiles completos.

Dos aspectos destacan sobremanera en todo el conjunto donado, que podemos suponer un muestreo representativo del depósito estratigráfico: por un lado, su enorme homogeneidad pese a tratarse de un material superficial; no aparecen prácticamente materiales de épocas posteriores, -como podría suponerse en los niveles superiores de un yacimiento-, aunque sí anteriores como fragmentos de grandes contenedores de tipo africano, así como fragmentos de material adscribibles al final de la época tardorromana. Y por otro, el excelente grado de recomposición que tienen las piezas que, como en el caso de una jarrita vidriada se ha podido completar al 100% su forma original; este dato parece sugerir la existencia de deposiciones primarias que aportarán interesantes datos sobre el abandono del yacimiento.

DSC_8978

Fragmentos de jarritas pintadas en óxido de hierro con decoración de flores de loto de la Donación Aniorte












En una primera aproximación al conjunto, podemos destacar la presencia de algunos fragmentos de verde y manganeso, entre los que destaca un borde de ataifor con la típica cenefa de ovas en el borde, que remite a contextos claramente califales. A estas piezas se unen una jarrita de cuerpo globular, cuello estrecho alto moldurado, vidriada en tono melado, que podría adscribirse a contextos califales tardíos , así como un número significativo de fragmentos con cubierta vítrea melada con manganeso, la conocida técnica de alcafoll , que ya aparecían documentados entre los restos del contexto A del alfar de la c/Curtidores-Filet de Fora de la ciudad de Elche, fechado en la segunda mitad del siglo X y la primera mitad del siglo XI.

Aparte de las piezas vidriadas, la donación recoge prácticamente todo el abanico de formas conocidas en el repertorio cerámico de finales del siglo X, como son las marmitas de base plana, ampliamente documentadas en los yacimientos del territorio de la Cora de Tudmir; las piqueras correspondientes a los candiles de la forma 6.2., documentados en el registro cerámico sobre pavimento del Ribat de Guardamar del Segura y en el contexto A del alfar islámico de la c/Curtidores – Filet de Fora; o las características ollas de tipo valenciano, así definidas por el profesor André Bazzana.

Junto a estos materiales también se documentan cerámicas pintadas, sobre todo la serie decorativa de las flores de loto entre metopas que tanto aparecen en las formas de agua del registro cerámico del Ribat de Guardamar y que se encuentran en sobre el nivel de pavimento del yacimiento. También podemos localizarlas entre los materiales del contexto A del alfar islámico de la c/ Curtidores – Filet de Fora de Elche, en el cercano Castellet de la Murta en Agost, en el Castillo de Petrer y en el Castillo de Sax. En todos los casos, el registro documentado ofrece una cronología entre la segunda mitad del siglo X y las primeras décadas del siglo XI, coincidente con el horizonte cronológico en que se inscribe el resto del material del yacimiento.

En resumen, el material donado por D. José Antonio Aniorte, a la espera de un estudio más en profundidad de los materiales, confirma plenamente el horizonte cultural de segunda mitad del siglo X y primeras décadas del siglo XI que hasta la fecha veníamos barajando para el yacimiento, ofreciendo además, claros referentes cerámicos que nos permitirán en un futuro próximo, matizar este marco cronológico para el Castellar de la Morera.

Un yacimiento que interesa a todos. La inesperada donación de Jose Antonio Aniorte


Durante el otoño del año 2007, a raíz de las publicaciones en la prensa de los trabajos que el MARQ estaba iniciando en el yacimiento del Castellar de la Morera, los directores del proyecto en este yacimiento ilicitano tuvimos la ocasión de contactar con un vecino de Elche, por nombre Jose Antonio Aniorte, que disponía en su garage de materiales procedentes del yacimiento arqueológico y que, al leer las noticias había pensado en ofrecerlo al equipo de trabajo por si podía ser de su interés.

Puesto en contacto con Sonia Gutiérrez, la Catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante y con quien esto suscribe, procedimos a quedar en la Universidad para ver los materiales que tenía almacenados en su casa. Cual fue nuestra sorpresa cuando al comenzar a enseñarnos los materiales arqueológicos, nos muestra seis grandes cajas llenas de fragmentos y piezas prácticamente completas que completaban nuestra visión del yacimiento hasta hacernos confirmar nuestras primeras hipótesis de partida. Consultado el “benefactor” del lugar donde los habían encontrado nos explica que proceden de diferentes lugares del yacimiento como producto de una repoblación de pinos que se realizó en el cerro del Castellar en los años 90 del siglo pasado.

P1010008

Fragmentos de cerámica verde y manganeso califal de la Donación Aniorte

Dicha repoblación, por demás absolutamente fracasada, supuso la perforación sistemática de la superficie de casi todo el frente Sur del interior del recinto y el afloramiento de ingentes cantidades de material arqueológico, que quedaron abandonadas en el cerro. La donación de varios de esos materiales recogidos por un particular –cuyo destino final será el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) para disfrute y conocimiento de todos los ciudadanos — a raíz de la difusión pública del proyecto y su discusión en la prensa local, ha supuesto un avance espectacular en el conocimiento de la cultura material del yacimiento y su eventual potencialidad histórica. Queremos dejar constancia en estas líneas de la insustituible colaboración de D. José Antonio Aniorte y de que la iniciativa privada, bien aconsejada puede revertir en el mejor conocimiento de nuestra historia.

lunes, 8 de marzo de 2010

Castellar 2009: Aparecen pruebas de un asentamiento prehistórico bajo la Muralla Sur


Los trabajos que estamos realizando en la cara interna de la Muralla Sur están permitiendo conprobar la secuencia constructiva de la muralla y, sobre todo, la datación cronológica que este recinto tiene. Hasta el momento, sin que aún hayan terminado los trabajos en este sector lo que sí podemos confirmar es la existencia de un asentamiento prehistórico, de cuya cronología ahora habrá que determinar, que se encuentra por debajo de los estratos de ocupación islámica.

Durante los trabajos se han recogido restos de improntas de caña, fragmentos de cerámica bruñida, e incluso algun fragmento de sílex. Su presencia no parece ser residual nio procedente de una remoción o modificación estratigráfic, ya que aparecen vinculados con restos de cenizas, prueba de un estrato no modificado en el pasado.

Como indicamos, aun es pronto para establecer certezas, pero todo apunta incluir en la secuencia la existencia de un asentamiento prehistórico, cuestión por otra parte, muy bien conocida en la bibliografía existente sobre este yacimiento, al aparecer fragmentos y restos en los estudios de Alejandro Ramos sobre el Eeneolítuico y la Edad del Bronce en el término municipal de Elche.

Castellar 2009: Descubierta una nueva estancia en el Edificio I


A pesar de que la planta del Edificio I está bastante al descubierto, aún quedan muchos espacios por conocer de este impresionante edificio. Mientras que en el año pasado documentamos la organización interna de la Estancia II, este año, uno de los primeros descubrimientos está siendo el hallazgo de una nueva estancia en el edificio, hasta ahora desconocida.

Esta estancia se situa en el extremo Suroeste del edificio, anexa a la Estancia I, objetivo de la campaña de este año en esta área, lo que ahora nos ofrece dos espacio bien diferenciados. Por un lado, la estancia I en sí, que presenta un vano de comunicación con el patio central, al igual que la estancia II. Por otro, este nuevo espacio cuadrangular que parece tratarse de un distribuidor aunque aun desconocemos si presenta algun acceso al exterior o un vano de comunicación con una hilera de estancias que se dispongan por el frente Sur del edificio.

También ha aparecido un vano más que se halla en el frente Oeste de esa nueva estancia y que comunicaría con el frente de estancias que se situaría al Sur del recinto, multiplicando el número de estancias o celdas existentes en el edificio. Esperamos que en los proximos días podamos ir aclarando la configuración y funcionalidad de este nuevo espacio dentro de este impresionante edificio.

Castellar 2009: Aparece una redoma completa en el Edificio III


Junto al registro formal que hasta ahora teníamos del Castellar a través de las dos campañas arqueológicas que habíamos realizado hasta la fecha, hemos de sumar esta redoma, que podemos considerar como la primera pieza cerámica completa que hemos localizado, en uno de los extremos de la estancia del Edificio III que estamos finalizando su excavación en la presente campaña.

La redoma presenta una forma idéntica a los candiles de cazoleta y piquera documentados tanto en el alfar de la c/ Filet de Fora / Curtidors de la ciudad de Elche, en las excavaciones del Ribat de Guardamar, con la diferencia de que esta pieza no presenta perforación para incluir la piquera. Por los paralelos que la pieza ofrece entre los candiles documentados en los dos yacimientos antes indicados, estamos ante una pieza con una cronología general situada entre mediados y finales del siglo X.