El investigador ilicitano Alejandro Ramos Folqués publicó en el Anuario de Estudios Arqueológicos del año 1953, un artículo titulado Mapa arqueológico del término municipal de Elche donde señala que la meseta del Castellar de la Morera “… estuvo defendida por fuerte muralla de más de un metro de ancha, formada por grandes piedras, algunas de ellas tal vez de una tonelada, sin argamasa en su base y con piedras de menor tamaño unidas con mortero en la parte superior” y menciona, recogiendo el espíritu de las observaciones de Ibarra, que en “…la parte más elevada de la sierra, al NE, hay una construcción romana o árabe restaurada en la Edad Media, en la que se distingue una especie de patio de armas rodeado de habitaciones pequeñas”.
Por fin, indica que “… abunda la cerámica neolítica con ornamentación varia, hachas y percutores de ofita, puntas de flecha de sílex, dientes de hoz o sierra y piedras de arenisca cuarzosa utilizadas como amoladeras…”, así como “… se encontraron dos esqueletos, uno de ellos con varios brazaletes y sortijas de bronce; junto a ellos había armas de piedra y trozos de cerámica de barro negro micáceo…” Años más tarde, su hijo Rafael Ramos Fernández vuelve a recuperar esta descripción en su obra La ciudad romana de Illici. Estudio arqueológico, publicada en el año 1975.
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